Un año más, desde Fundación Mary Ward ofrecemos la posibilidad de participar en una experiencia solidaria internacional que, en esta ocasión, se desarrollará en Asilah, Marruecos.

El objetivo es que nuestros voluntarios y voluntarias se acerquen a las realidades que vive la ciudadanía en el sur, compartiendo de cerca su día a día. Además, promovemos la toma de conciencia de otras realidades, el intercambio cultural y la posibilidad de convertirse en personas más activas, críticas y reflexivas. Para que estos objetivos lleguen a buen puerto, antes de comenzar el viaje proponemos a las voluntarias y voluntarios una formación de dos fines de semana para que conozcan y reflexionen con antelación sobre lo que se van a encontrar. En este artículo, Víctor Arias, responsable de la formación y coordinador de la experiencia, nos explica en qué consiste la formación para el voluntariado: “Si un día todas las personas voluntarias del mundo que colaboran en organizaciones de solidaridad se pusieran de acuerdo para parar su actividad, el mundo quebraría (hablando en términos económicos), pero esto no es lo más importante; lo que aporta realmente el voluntariado es una propuesta de humanización, una propuesta para explorar modos de vida más plenos.

Entendemos el voluntariado como camino, como itinerario personal y comunitario sobre el cual determinada gente pone un pie delante de otro con esperanza y espíritu solidario. El voluntariado busca un futuro posible que mejore este presente. La solidaridad es un árbol con muchas ramas. Hay muchas formas de participación social: ser buen vecino o vecina, implicarme en la marcha del colegio de mis hijos e hijas, colaborar en las fiestas de mi pueblo, participar en movilizaciones ciudadanas, sistemas de trueque, grupos de ayuda mutua, etc.

Ahora bien, cuando hablamos de voluntariado, nos referimos a una opción personal que implica cinco características: que sea elegida desde la libertad, que tenga fines altruistas, que busque una transformación social amplia (no sólo “ayudar a los demás”), que implique trabajar desde unos objetivos en común (con otros/as, en organizaciones) y que la labor realizada se convierta en una fuente de crecimiento personal para la persona voluntaria, aportando así un valor educativo. La tradición nos ha hecho concebir el voluntariado desde el mundo de lo social, ahora bien, otra tendencia que advertimos en la actualidad es la constitución de nuevos tipos de voluntariado. El dinamismo de nuestra sociedad favorece la aparición de nuevas presencias solidarias; una de ellas es el “voluntariado internacional en verano”.

Aquí se enmarca la Experiencia Solidaria Intercultural que Fundación Mary Ward impulsa este mes de julio de 2015 en Asilah (Marruecos), en la que ocho voluntarios/as y un coordinador vivirán del 16 al 31, un encuentro con una cultura diferente y desconocida a pesar de estar tan cerca.

Llegar hasta aquí ha supuesto un camino largo, intenso y fructífero. Más de 30 candidatos/as han querido participar y han pasado por un proceso de información, entrevistas, selección, formación, preparación, etc.

La formación, propiamente dicha, tuvo lugar durante dos fines de semana de abril y mayo, con una duración de 25 horas.

LAS EXPERIENCIAS DE VERANO PERMITEN ENCONTRARSE CON PERSONAS DE OTROS LUGARES Y PROMUEVEN EL CRECIMIENTO

 

Los objetivos de estos encuentros fueron, principalmente, crear un espacio de encuentro entre los y las participantes, dar a conocer el IBVM y profundizar en el conocimiento de la Fundación Mary Ward; así como reflexionar sobre conceptos como: solidaridad, participación, voluntariado, interculturalidad, inculturación, diversidad, etcétera. Además, realizamos un acercamiento a la realidad de Marruecos y profundizamos en el proyecto de desarrollo local que Fundación Mary Ward y el IBVM promueven en Asilah (Marruecos).

Por otro lado, aprovechamos el encuentro para practicar dinámicas, ejercicios, juegos, canciones, etc., que se pudieran aplicar luego en las distintas actividades a realizar durante la experiencia y, por supuesto, resolvimos las dudas y aspectos prácticos de los voluntarios y voluntarias respecto a su estancia en Marruecos. A esta formación se unieron una voluntaria que participará en una experiencia de verano en Perú, y otra que lo hará próximamente en India.

Muchas veces se nos olvida que nuestros colaboradores y colaboradoras necesitan ser acompañados a lo largo de estos procesos. Por ello, FMW se ha planteado “crear y ofrecer itinerarios para las personas voluntarias”. De esta forma se proponen experiencias que permitan ayudar al proyecto que recibe a los voluntarios y voluntarias y ofrezcan la posibilidad de encontrase con personas de otros lugares así como que promuevan la maduración y el crecimiento personal para los/as participantes.

Y… ¿quién sabe?, esto es sólo un punto de partida; puede que a su regreso sigan participando socialmente, y quizás lo hagan a través del voluntariado.