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- 11 enero, 2014
En cada colegio del IBVM en Kenia, hay unas 100 niñas que proceden de asentamientos y zonas suburbanas con condiciones de vida de extrema precariedad. Asegurar su mantenimiento en el sistema educativo garantizaría el derecho a la educación, así como contribuiría a corto plazo a romper el ciclo de pobreza en el que están, y a medio plazo favorecería la mejora de la calidad de vida de sus familias.
En Kenia llevamos años trabajando a las afueras de Nairobi, en el suburbio de Mathare, para conseguir que el mayor número de niñas y chicas posible tengan acceso a educación primaria y secundaria.
La vida en Mathare es especialmente difícil, ya que la mayoría de las personas viven en pequeñas casa, a menudo hechas de hojalata o cajas de cartón; los servicios básicos no llegan a toda la población y es común la falta de trabajos estables, por lo que las familias se enfrentan a grandes dificultades económicas. En esta situación, gran parte de las niñas no son escolarizadas.
El proyecto tiene como objetivo financiar becas para garantizar el acceso de las niñas a la Educación primaria y secundaria. De esta manera se pretende romper el círculo vicioso de la pobreza, ya que la falta de educación es uno de los condicionamientos clave para impedir el desarrollo.
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